Cometa Lu Li (Feb. 2009) dos tomas fotográficas.
MOVIMIENTO PLANETARIO
El estudio de los movimientos planetarios es inseparable de un nombre:
Johannes Kepler (1571-1630). La predilección de Kepler por la geometría y la supuesta armonía del universo, le permitió enunciar las tres leyes que describen con extraordinaria precisión, el movimiento de los planetas alrededor del Sol. Desde una posición cosmológica copernicana (teoría heliocéntrica) Kepler logró esta magnífica empresa de manera totalmente empírica, sin más teoría que su propio convencimiento sobre el carácter fundamental (divino) de la geometría, y utilizando la gran cantidad de datos experimentales obtenidos por Tycho Brahe. Las órbitas se analizaron por primera vez de forma matemática por Kepler, quien formuló los resultados en sus tres
leyes del movimiento planetario. La primera, encontró que las órbitas de los
planetas en el
Sistema Solar son
elípticas y no
circulares o
epiciclos, como se pensaba antes, y que el Sol no se encontraba en el centro de sus órbitas sino en uno de sus
focos.
La segunda ley nos dice que la velocidad orbital de cada planeta no es constante, como también se creía, sino que la velocidad del planeta depende de la distancia entre el planeta y el Sol.
Y la tercera, Kepler encontró una relación universal entre las propiedades orbitales de todos los planetas orbitando alrededor del Sol. Para cada planeta, la distancia entre el planeta y el Sol al cubo, medida en
unidades astronómicas, es igual al periodo del planeta al cuadrado, medido en años terrestres.
Tiempo después, ya con el aporte de Isaac Newton (1642-1727), fue posible advertir que estas leyes son una consecuencia de la llamada Ley de Gravitación Universal
Una de las consecuencias más espectaculares de la teoría de la gravitación es la explicación del movimiento planetario en nuestro sistema solar.
En la teoría de Newton, el Sol mantiene a los planetas girando gracias a la atracción de la fuerza de gravedad. Dentro del
sistema planetario, los
planetas,
planetas enanos,
asteroides,
cometas y la
basura espacial orbitan alrededor de la estrella central en
órbitas elípticas.
Cada planeta gira a una velocidad que depende de su distancia al Sol; mientras más lejos están del Sol, más despacio giran. También hay una relación con la masa del Sol; si fuera mayor, girarían más rápido; si fuera menor, más despacio.
La Luna por ejemplo, gira alrededor de la Tierra a cierta velocidad. Si, en vez de orbitar alrededor de la Tierra, lo hiciera alrededor del Sol y a la misma distancia, lo haría mucho más rápido, ya que el Sol tiene mucha más masa que la Tierra.
Las órbitas de los ocho planetas no están exactamente en el mismo plano. La diferencia es pequeña, tan solo unos pocos grados (excepto en el caso de
Plutón, planeta enano, que es de 17º) el resto no supera los 7º , pero suficiente para que no puedan alinearse perfectamente, aunque varios planetas puedan estar exactamente en la misma dirección con respecto al sol, al estar en diferentes planos, se verían unos por encima o debajo de otros.
Dijimos que los planetas giran alrededor del sol a diferentes velocidades, por lo que el año de cada uno de ellos, es por supuesto distinto.
Los planetas están tan separados entre sí, que sólo pueden verse como puntos, vistos desde cualquiera de ellos. Sin ayuda de telescopio vemos a
Venus como una estrella (muy brillante, eso sí), sin apreciar su disco. Venus es el planeta con la órbita más cercana a la de la Tierra, y además, las distancias aumentan a medida que nos alejamos del Sol (la distancia entre las órbitas de Júpiter y Saturno es de más de cuatro veces la distancia entre el Sol y la Tierra).